Gómez Domingo indaga en las raíces festivas del pueblo
El artista berciano expone su visión pictórica de las tradiciones populares.
marcelino cuevas | león 06/10/2014
Luis Gómez Domingo vuelve a León para dictar una lección magistral de pintura, una más. El artista afincado en Lombillo, en el Bierzo, desde hace ya muchos años, ha querido en esta ocasión brindarnos su visión de las raíces festivas de las gentes del pueblo. «Y esas raíces -nos explica- están en sus tradiciones, sobre todo en sus tradiciones multitudinarias. Por eso me ha fijado de una manera muy especial en los carnavales del pueblo, en los de verdad, no en los que imitan el modelo brasileño. Pero tampoco he querido olvidarme, por ejemplo, de los danzantes de Laguna de Negrillos, Las Cantaderas, los pendones leoneses o los personajes del folklore maragato».
Desde hace tres años, cuando expusiera en Caja España su personal homenaje al Quijote, sus obras han evolucionado y se mueven en la línea que separa cada vez más la figuración del expresionismo abstracto. Con pinceladas firmes y seguras consigue el artista los contornos y los volúmenes necesarios para representar rostros casi borrados, que revelan los sentimientos de una manera que solo un arista en constante evolución es capaz de lograr.
Cuadros con historia
Gómez Domingo se reafirma en su interés por las raíces festivas del pueblo. «En los cuadros de esta exposición me he centrado en la esencia, en aquello que nos ha llegado a través de la memoria popular. No he dudado en integrarme en estas fiestas y en reflejar mi presencia en alguno de los cuadros dedicados a los carnavales, en los que yo soy un personaje más». En sus últimas obras los motivos se diluyen, pierden las líneas del dibujo, para manifestarse solamente a través de potentes manchas de color en las que el gesto está por encima de cualquier método pictórico. «Yo pienso -comenta- que cada tema tiene una proyección distinta en el cuadro. En vez de hacer una manipulación sistemática y cómoda, de llevarlo a mi terreno, prefiero someterme al motivo y dejar que sea él el que se exprese a través de mis pinceles. Creo que es mucho más creativo que cada cuadro tenga su historia, su personalidad. Por eso las técnicas son muy variadas. Hay quien pueda decir que en la muestra no hay unidad… pero lo cierto es que la dejo a un lado para huir de la monotonía. Cada cuadro en sí mismo es un mundo con su propio lenguaje».
Para Gómez Domingo el tiempo vuela y esta exposición ya pertenece al pasado. «Sí -dice- ahora estoy trabajando muy intensamente en ilustrar la obra «El Señor de Bembibre», de Gil y Carrasco, porque el año que viene es el segundo centenario del nacimiento de su autor y hasta el momento no veo que nadie se mueva para su conmemoración. Estoy haciendo varias ilustraciones de cada uno de sus capítulos. Es un trabajo muy serio y denso. Naturalmente en estos tiempos de crisis es difícil que nadie se arriesgue a publicar una nueva edición del libro, pero por si acaso ahí van a tener las ilustraciones que en último caso se convertirán en una nueva exposición».