Durante los últimos tiempos, Luis Gómez Domingo ha desafiado la espada de Don Quijote con sus pinceles, y se ha divertido acompañando a la oronda figura de Sancho Panza. Gómez Domingo, un turolense del Bierzo, vive intensamente su trabajo y comparte emociones con los personajes que pinta, en este caso los inmortales héroes cervantinos con los que se siente identificado. «No se puede ser más de uno que de otro, hay que tener un poco de cada. Yo creo que soy más de Sancho, pero también me identifico con Don Quijote. Hace falta unir las dos personalidades, lo material y lo inmaterial, la carne y el espíritu. Cervantes acertó a reflejar al ser humano en toda su extensión a través de dos figuras antagónicas que se complementan. Yo llevo desde los cinco años esperando el momento de pintar ‘mi’ Quijote y esa oportunidad ha llegado», dice.
El artista ha llevado hasta la sala de exposiciones de Santa Nonia treinta cuadros en blanco y negro y un enorme mural realizado con la técnica del collage. «Es una serie muy larga y está aún sin terminar —asegura—. Esto es algo que estaba presente dentro de mí desde la infancia, cuando era un niño acosado por la enfermedad. Mi mejor diversión era pasar las hojas del Quijote que tenía mi padre y contemplar los hermosos grabados de Gustavo Doré. Por eso estas obras son un tributo que pretendo pagar al dibujante que me inició en el mundo del arte, sus grabados fueron los que me abrieron de par en par el universo de la imagen. Contemplar esas escenas mágicas era lo único que calmaba mis inquietudes infantiles. Pero también he querido homenajear al creador literario, a Cervantes, un escritor enorme que cada año que pasa me parece más trascendente. Creo que todos los artistas, sobre todo los de habla hispana, alguna vez en su vida se han sentido atraídos por las historias del Quijote. Yo también».
Las imágenes eminentemente románticas de Gustavo Doré dejaron una huella indeleble en Gómez Domingo. Pero, ¿hasta qué punto están presentes en los cuadros de esta exposición? Lo explica el artista: «Hay que tener en cuenta —dice— que estamos en el siglo XXI, y que el arte ha cambiado radicalmente. Aquel concepto que tenía Doré de contar muchas cosas, de presentar muchos personajes y ambientes muy descriptivos, hoy en día están fuera de lugar. Yo me he acercado más a los personajes, a los primeros planos, para llevar al espectador la expresión de los rostros, los matices más profundos de las diferentes personalidades».
¿Ilustraciones? Hay muchos pintores que en un momento determinado decidieron ilustrar el Quijote, pero Gómez Domingo contempla esta posibilidad casi como una utopía. «Ciertamente es un sueño en el que los artistas siempre pensamos, pero a la hora de ponerse a trabajar se le olvidan a uno esas ilusiones. Yo he pintado esta larga serie dedicada a Quijote y Sancho por una necesidad vital. Lo que va a suceder luego con estos cuadros es, por ahora, una incógnita que no me preocupa».
Blanco y negro o collage colorista, sin términos medios, del formato medio al mural, dos técnicas opuestas que se complementan, como los protagonistas de Cervantes. «El collage es algo que nunca había hecho y tenía muchas ganas de realizar una incursión en ese terreno. Y en cuanto a las pinturas en blanco y negro… son la consecuencia de la técnica que he empleado en la mayoría de los cuadros. He pintado con polvo de carbón y agua, fórmula original que me ha permitido investigar en un terreno nuevo, creo que los resultados han sido muy positivos».
luis “el pintor” un paisano de lombillo.
marcelino cuevas | león 20/10/2011